Su entorno se caracteriza por extensas llanuras, además de terrazas fluviales, depresiones y barrancos.
El clima de la Ribera es de tipo mediterráneo-continental, propio de la depresión del Ebro, con veranos secos y temperaturas con grandes oscilaciones, pocas lluvias e irregulares (menos de 500 mm). La fuente presencia del Cierzo y el Bochorno acrecientan la sequedad del paisaje.
El Queiles, río que baña la zona, se aprovecha para el riego a pesar de su irregular caudal.
Del paisaje vegetal, todavía quedan reliquias de encinares, pinares de carrasca originarios y matorral mediterráneo de romero, tomillo, ollaga y esparto.